21 abril 2020

Dios era olvido

Armando Tejada Gómez

TONADA DE LA CALLE LARGA (Fragmento)

Con mucho, la Calle Larga, era la más vieja calle de esa añosa provincianía que había empezado cuatrocientos años atrás, en las tierras del Cuyunque, que en la desaparecida lengua Huarpe quería decir lo contrario de lo que vino a ser: arenal, país o lugar de los arenales, tierra árida, vasto desierto que debió testimoniar Don Charles Darwin, describiendo con los ojos ardiendo el colosal viento zonda, ese incendio de polvo que lo hostigó cuando anduvo por aquí, tanto, como para que su recuerdo esté escrito al pie de la cruz del Paramillo, a la entrada sobrecogedora de la Quebrada del Toro, bajando de Uspallata con el silencio encima. Cuyum, sonando a tambor áfono o trutruca y que por formación o deformación del uso, ha terminado siendo la palabra: Cuyo, un inmenso valle hecho a mano en medio del medanal de medanales, gracias al aprovechamiento de las aguas del deshielo cordillerano por los indios Huarpes, señores que fueron de aquí, ingenieros desnudos que aprovechando una grieta volcánica construyeron el canal legendario, ahora llamado Canal-Zanjón Guaymallén y bifurcaron los cauces, fundando, cientos de años antes de la llegada de los Conquistadores desde la Capitanía General de Chile, la civilización del riego, donde creció el maíz y parpadeó, siglo tras siglo, el ojo azul rocío de la flor de la papa.

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